domingo, 1 de septiembre de 2013

Ocho años de la Orden de Vírgenes Consagradas en la Diócesis de Lurín

Apagando velitas
En agosto, se conmemoró ocho años de la instauración de la Orden de las Vírgenes en la Diócesis de Lurín. Con este motivo, participaron de una misa conmemorativa que se desarrolló  el 15 de agosto en el seminario de la Diócesis de Lurín −concelebrada por el Obispo Carlos García− en el marco del Día de la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María.
María Eloiza Pachas Arcos, Lea Criza Juan de Dios Salvador, María del Angel Alata Chuclla y Blanca León Rondinel, entre otras hermanas,  integran la Orden de las Vírgenes Consagradas de la Diócesis de Lurín, Orden que fue instaurada en nuestra Diócesis de Lurín  (Lima Sur) el 19 de agosto del año 2005 −Decreto Episcopal 157-05, emitido por el Primer Obispo de la Diócesis de Lurín José Ramón Gurruchaga Ezama−.

La orden en las primeras comunidades cristianas
La Orden de las Vírgenes se caracteriza porque es la más antigua forma de consagración femenina. Surgió en el seno de las primeras comunidades  cristianas de la Iglesia. En los Hechos de los Apóstoles ofrecen un ejemplo  (21, 8-9): “Entramos en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, y nos hospedamos en su casa. Tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban”.
En el siglo IV, aparecen dos hechos nuevos: las vírgenes cristianas son cada vez más numerosas y comienzan a reunirse en comunidades; por otra parte, entran en su estado por una ceremonia litúrgica. Además, en este siglo es cuando aparecen los monasterios en todos los países; muchas de ellas renuncian a la independencia de la que gozaban sus antecesoras, para llevar la vida en común en grupos más o menos numerosos.
En los siglos V  y VI, si bien los Papas, y en particular Gregorio El Grande, favorecían la vida en común, las vírgenes consagradas que vivían en pleno mundo, permanecían. Es decir,  las dos instituciones coexistían.
En los siglos posteriores esta forma de vida consagrada fue desapareciendo pero luego resurgió a partir del Concilio Vaticano II. En 1970, gracias a la revisión del ritual de la Consagración de las Vírgenes, la Iglesia recuperó oficialmente una institución de la que se gloriaba en los primeros siglos.

Primeras consagraciones en la Diócesis de Lurín
Cabe señalar que en nuestra Diócesis el P. José María Cabrero Abascal, misionero diocesano de la Arquidiócesis de Toledo, que ejerció su ministerio  entre los años 2000  y 2005 en nuestra diócesis, tramitó ante el Obispado de Lurín la instauración de la Orden y la respectiva consagración de las primeras consagradas: María Eloiza Pachas Arcos y Lea Criza Juan de Dios Salvador. Posteriormente, se han integrado más personas a  esta Orden.

De otro lado, algunas de las características de la Orden de las Vírgenes son: que al consagrarse no se vinculan a ningún grupo, asociación o institución, sino que se trata de una consagración individual sin reglas comunitarias, su única comunidad es la Iglesia universal a través de su propia diócesis. Pero pueden asociarse entre sí, sin embargo esas asociaciones ni afectan al Orden de las Vírgenes, ni a la identidad de la virgen como tal. Asimismo, esta consagración, reservada únicamente a las mujeres, no puede conferirse ni a las viudas ni a las que hayan vivido en estado opuesto a la virginidad.

Desde este espacio les enviamos saludos y bendiciones a nuestras hermanas en la labor que realizan.

¡Feliz aniversario!